El negocio del retail no ha muerto, ni lo va a hacer. Seguimos en la calle, caminando a comprar productos como mínimo de conveniencia o paseando por el barrio. Tocando con los pies en el suelo.
Cambian los hábitos, compramos más online, y entramos a las tiendas con el teléfono en la mano. Por ello todo comercio debe aprovechar cualquier contacto sensorial (visual, olfativo, auditivo e incluso gustativo) para dejar de contar paseantes a contar potenciales compradores, independientemente del fase del funnel en la que se encuentren.
Los negocios online y físicos usa los mismos términos, o deberían: tráfico, impresiones/impactos, conversión o ROI, por mencionar algunos. Competimos por el tráfico en Google y por el tráfico por un local en concreto, por ello y una vez que decidido dónde alquilamos o compramos un local para nuestro negocio, debemos sacarle provecho.
No pretendo mencionar todo lo relevante pero sí unas mejores prácticas sobre los escaparates.
- El escaparate es tu metro cuadrado más caro, es una variable clave en el precio que tiene tu local. El precio del metro cuadrado depende de dónde esté y cómo sea tu escaparate.
- Es tu foto de perfil. Es el marco de tu cuadro, todo debe estar pensado.
- El comprador debe entender en un abrir y cerrar de ojos lo que puede encontrar dentro. Y cuidado, si eres una panadería no solo vendes pan o si eres una bodega no solo vendes vino. Entran aquí productos de cross y up-selling.
- Es nuestro posicionamiento, debe transmitir cómo somos, ¡no seas cutre! Los grandes retailers tienen especialistas que hacen exclusivamente eso, por algo será.
- ¿Verdad que en Instagram no entiendes que una marca siempre publique la misma foto? Aplícate el cuento. Dinamismo. Temporadas. Modas y estaciones.
- El campo visual es clave, piensa dónde van los productos, la decoración y los mensajes. Acuérdate de las dos puertas en las tiendas de Imaginarium.
- Abre las puertas. Ilumina el espacio. Dile HOLA a los que consideran entrar a conocerte y tal vez comprar.
- Es un gran espacio de activación, da a probar producto, entrega muestras o pide que te sigan en redes sociales, ¿pagarías por un banner en Google en el que solo pusiera “Peluquería”? Lleva a cabo alguna acción.
Cuenta la gente que pasa por tu tienda, en diferentes franjas horarias, diferentes días. Estima cuántos lo hacen en 1 semana y en 1 mes. Cuenta cuántos miran, cuántos paran, cuántos entran y cuántos compran. Si pasan 5.000 al día y tu ticket medio son 20€, solo que consigas que un 0,1% de esos (5 personas) compre, puedes facturar 100€ más al día. Eso, estoy seguro, que a la gran mayoría os paga el alquiler.
En The Loaf, un grupo de panaderías de San Sebastián, hay locales que cuestan más de 2.500€, ¿es rentable un local así? Sí. Hicimos este ejercicio: contamos gente, observamos qué hacían, cuántos paraban (y cuántos sacaban fotos!), cuántos entraban y compraban. Cambiamos escaparates, escogimos qué productos poníamos, a qué alturas iba cada uno, pusimos precios (oh! como en una tienda de ropa, pero con la diferencia de que todo el mundo puede gastar 3€ en un pequeño lujo como un Brownie) y ajustamos ciertos detalles. La tasa de conversión (pasar-mirar / entrar a comprar) subió un 5,1%. Si pasan 682 personas, literal, cada media hora en Septiembre, ¿cuánto más facturas?
Y os cuento una última curiosidad: Turris, la panadería del gran y amigo Xavi Barriga, abrió un local en el Centro Comercial La Illa en Barcelona. Cuando abrió pensé, ¡cuánto debe pagar!, me fui un día a las 13.00h, conté, el 20,6% de los que pasaban por delante compraban. ¿Es rentable? No dudo que sí. Y no solo por el local, claro está.